Espías y contrainteligencia. Rusos y americanos. Marido y mujer. Vida familiar y profesión. Compañeros, amigos, pareja y traidores y topos. Lealtad al país o a la pareja. Trabajo o amor. Verdad o mentira. Esto y más encontrarás en la primera novela de Karen Cleveland.
Imagínate que eres una analista de contrainteligencia de la CIA; tu trabajo consiste en descubrir espías rusos en Estados Unidos.
Estás felizmente casada y tienes cuatro hijos pequeños a los que adoras.
Un día logras entrar en el ordenador de un espía ruso y encuentras cinco fotos de agentes encubiertos, al abrirlas descubres en una de ellas el rostro de tu marido.
¿Qué harías?: ¿destruirías el ordenador?, ¿fingirías no haber descubierto nada?, ¿te darías de baja?, ¿mentirías? O... ¿lo entregarías?, ¿te divorciarías?, ¿dirías la verdad y sólo la verdad?
De eso va esta novela. Del dilema de una brillante analista de la CIA. Un thriller apasionante, con momentos de mucha tensión, pocas descripciones, diálogos ágiles, reflexiones y recuerdos que a veces frenan la acción de la novela.
En fin, es un domestic noir que se lee con facilidad y que mantiene el interés durante la mayoría de las páginas. Domestic porque narra el día a día de un matrimonio, sus rutinas y sus preocupaciones: hipotecas, hijos, guarderías, enfermedades... Y noir porque mantiene al lector en suspense esperando conocer cómo acaban los protagonistas.
El final es pelín raro: te pide leerlo un par de veces y ni por esas. Lo deja abierto para escribir la segunda entrega.
Lo único que saco en claro es que siempre, mejor con la verdad, toda la verdad.
El tema, además, no es ajeno a Karen Cleveland, quien colaboró con el FBI y ha trabajado como analista en la CIA durante ocho años, los seis últimos se dedicó a la lucha contra el terrorismo. Vive en el norte de Virginia, Estados Unidos, con su marido y sus dos hijos pequeños.
Seguro que muy pronto sacará a la venta la segunda parte de Toda la verdad. Ya verás.
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