miércoles, 16 de enero de 2019

María Teresa: no hay quien te conozca

Todo el mundo ha puesto el grito en el cielo por la nueva imagen de María Teresa Fernández de la Vega. Está irreconocible, sí, pero ¿la ves mejor, o no? 

La presidenta del Consejo de Estado visitó ayer Letonia. El motivo de su viaje era el relevo del contingente español integrado en las misiones de la OTAN en el Báltico. 
Y allí, lejos de casa, dejó a todo el mundo boquiabierto: apareció con un nuevo rostro. 
Cuesta reconocerla, porque ha cambiado ojos, boca, pómulo y hasta el pelo. 
¡¡¡Alucinante!!! 
Los que más saben dicen que se ha pasado con el botox en la parte superior del rostro, que se ha rellenado tanto los pómulos con ácido hialurónico, que los ojos se le han hundido y achinado, y que se ha puesto tanto láser CO2 en el labio, que parece que esa boca no corresponde con el resto del rostro. 
Pobre. 

Lo peor que puede hacer una es meterse en un quirófano, o cabina de belleza, y pedir un completo; un cambio a lo bestia, radical; retocarse todo a la vez y a grandes dosis. 
Mejor poco a poco, como otras: si es gradual se nota menos, pero todo de golpe... Y, claro, estos retoques a saco es lo que tienen, que dan mucho que hablar. 

Las redes sociales, que son como la plaza del pueblo, están que arden: todos opinan sobre la new face de la vicepresi de la época de Zapatero. Pero todos han perdido de vista lo que ella buscaba, que sería verse mejor. Sí, lo ha hecho a saco, porque ya que se pone se querrá ver bien. 


Choca mucho, pero que levante la mano quien no se haya tocado, o no tenga en mente retocarse algún defectillo o borrar alguna arruguilla.
Hoy todo el mundo se mejora; sólo tienes que mirar el rostro de multitud de famosas: más jóvenes y mejor que hace años. El punto está en cómo y cuánto te retocas. 
Pero dicen que lo de la estética engancha, miedo me da pensar en el próximo viaje de la presidenta del Consejo de Estado: ¡¡¡A ver cómo aparece!!!






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