martes, 12 de febrero de 2019

‘La noche de los alfileres’

Santiago Roncagliolo no es un autor cualquiera. Ni tampoco lo son sus libros. Te hacen pensar, te dejan con un comecome impresionante. Él, por su parte, te lleva a Perú y una vez allí, a un abismo muy particular.







"De mis libros espero que sean fáciles de leer y difíciles de procesar". El mismo Santiago Roncagliolo resume así el objetivo de su literatura. Y lo logra. Logra su deseo, que no es otro que "que el lector devore sus libros por ansiedad, pero que se encuentre, en el fondo, una historia oscura, una historia sobre el miedo. El miedo es mi tema".
La noche de los alfileres, su última novela, es dura y te da miedo, mucho miedo, pero un miedo social, que es el peor. 
Bajo la apariencia despreocupada de cuatro chicos adolescentes obsesionados por el sexo, se esconde una crítica social, un retrato costumbrista de la Lima de los años 90, cuando el grupo terrorista Sendero Luminoso actuaba en los mejores barrios de la capital peruana, y un perfil aterrador de los adolescentes de esa época. 

En un colegio de los jesuitas atestado de alumnos con las hormonas en erupción, una profesora dura, rigurosa y que parece inexpugnable debe educar, entre otros, a un grupo de cuatro chicos muy especiales. 

Cuatro cócteles explosivos: chicos marginales, inadaptados, en pleno despertar sexual, con un deseo irrefrenable por ocupar el liderazgo, por demostrar que son muy machos, los más violentos, los más groseros y los más valientes. Chicos que llevan sobre sus hombros, además, el peso de un padre alcohólico, una madre muerta, un padre desaparecido o de otro que va y viene a su antojo y una madre destrozada. 
El homosexual, el demasiado inteligente, el macarra que trapichea con películas porno y el cabecilla, la mala cabeza pensante. Todos se sienten unidos en los castigos, en su odio hacia la profesora, en sus groserías... y la locura se les va de las manos. En una noche. 
Los arrebatos de los jóvenes, la violencia, el alcohol, las drogas, el sexo, la amistad, la ambición de ser el líder, de aparentar y la importancia de pertenecer, aunque sea a un grupo infernal, protagonizan la novela. 

Como madre de un adolescente lo he leído con el corazón en un puño. Aterrorizada. Nunca conoces bien a un hijo en esa edad. 
Es un libro maravilloso, con mucho fondo, muchísimo, que te hace pensar y ponerte en el lugar de cada una de aquellas madres o de la profesora. Y lo más maravilloso, o no, es que después de tanto contener la respiración, cada uno encuentra su sitio en la vida. 
Terrible. O no. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario