miércoles, 22 de mayo de 2019

Amancio Ortega, ¡mil gracias!

¿Te imaginas que le dijeran que no se aceptan sus donaciones a la Sanidad Pública? De locos. Lo que faltaba por oír: que un empresario no puede ayudar a la sanidad de su país. 



Isabel Serra, candidata de Unidas Podemos por Madrid, ha dicho y escrito que la sanidad pública se tiene que financiar con los impuestos, que no es democracia que un millonario, por decisión personal, quiera hacer donaciones, y que la Sanidad no depende de la caridad, el humor o la bondad de alguien. 

¿Acaso es democracia decir, sin aportar pruebas, que Amancio Ortega elude impuestos?, ¿democracia es no renovar el equipamiento de los hospitales públicos para el diagnóstico y tratamiento del cáncer, sin saber el destino exacto de los impuestos que todos pagamos? 

Y encima dice que la sanidad no debe aceptar limosnas. Madre mía, a cualquier cosa llaman limosna.

La Fundación Amancio Ortega desarrolla desde 2015 un programa de apoyo a la renovación del equipamiento en los hospitales públicos para el diagnóstico y tratamiento del cáncer. El importe total es de más de 300 millones de euros. ¡¡Limosna, dice!!

Todos sabemos que el sistema no debe depender del altruismo de nadie, pero si alguien quiere hacerlo, bienvenido sea y sobre todo si es para tratar de curar a los enfermos. 

¡¡Siempre tirando piedras contra nuestro tejado!! Parecen que estos políticos quieren que se vaya a ayudar a otros países. 

Ni hablar, que se quede porque Amancio Ortega es un ejemplo para todos, y más para los jóvenes, porque es un hombre que se ha hecho a sí mismo, que empezó de cero, que todo lo que tiene se lo ha ganado, que lleva trabajando, y pagando impuestos, toda su vida, que nadie le ha regalado nada. 
Todo un modelo de superación personal, de trabajo, de esfuerzo, de sacrificio y de humildad. Nada que ver con los políticos que tenemos, que en vez de felicitarse por los talentos que hay en nuestro país, les atacan.

Amancio Ortega, una vez más, mil gracias por tu donación. Espero no tener que hacer uso de estas maquinarias, pero pensar que contamos con ellas en algunos hospitales españoles tranquiliza. 

¡Gracias!

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