lunes, 17 de junio de 2019

¿Naty Abascal en la boda de Pilar Rubio y Ramos?

Cada uno se casa como quiere (y puede), con quien quiere y donde quiere. Y si alguien lo duda que mire a Sergio Ramos y Pilar Rubio. Qué despilfarro, qué locura, qué exageración de boda. 



Dicen que Ramos tiene deudas, que quiso presionar a su jefe Florentino Pérez diciendo que se iba a China para que le subiera el sueldo. 
Y va, y se casa. 
Y se monta un parque temático en su finca, con noria, coches de choque, dragón volador, poblado indio y hasta tres cambios de modelos incluido... Menos mal que habían negociado la exclusiva con ¡HOLA! y en algo les habrá ayudado. 

Así que Sevilla, el 15 de junio a partir de las 17 horas se convirtió en una pasarela de mundo de la tele, del flamenco, del toro, del fútbol... 

Había chaqués de todo tipo y todos los colores, hasta uno berenjena que llevaba Joaquín el del Betis, vestidos largos y midi, con grandes escotes, con rajas en la falda, con la espalda desnuda, transparentes, con volantes, con pailletes... feos, más feos, feísimos y alguno mono.  
De todo. 
Pero lo que me dejó patidifusa fue la presencia de Naty Abascal. 
¿Qué pintaba la elegantísima Naty en esta boda? No le pega ni con cola. Cero. No sabía qué tuviera alguna relación con los novios o sus familias. 

El caso es que iba de rosa fucsia, color prohibido para las invitadas: cuentan que en el libro de instrucciones que acompañaba a la invitación ponía claramente que colores como el rojo, rosa, naranja, verde o blanco estaban prohibidos para ellas. 

Y va Naty y se presenta de rosa fuerte y encima se coloca un tocado enorme, pero enorme, y del mismo color.  
¿No dice el protocolo que a medida que van pasando la horas del día el tamaño del tocado debe ir reduciéndose hasta quedar, para una ceremonia de tarde, en un simple adorno? ¿Que incluso es mejor no llevarlo? 
Ay, Naty, no se lo digas a nadie; sólo entre tú y yo, ¿a que te confundiste de boda? 

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