Con lo que tenemos encima parece una nimiedad comentar que nuestros ministros fueron hechos unos adefesios al desfile de las Fuerzas Armadas, presidido por el Rey y su familia, el Día de la Fiesta Nacional.
Adefesios totales.
El vice, que sigue fiel a la estética moñas, lucía un traje sin corbata, con la camisa abierta y una mascarilla ordinaria, faltona y fuera de lugar en la que se leía Sanidad Pública. Como si en España no hubiera, y no gracias a él, precisamente. Cuentan, además, que se trata de una mascarilla de 198 Revolt Clothing, una marca de ropa que se defina como republicana.
Y su pareja rivalizaba con él en lo de ir hecha un adefesio.
Como siempre, menos cuando asoma en las revistas, Irene Montero llevaba la melena lacia, sin nada de gracia, y un traje pantalón de color morado que tenía aún menos gracia: oversize, y no por el corte, sino porque le quedaba enorme; la chaqueta, anchísima, con unas arrugas horribles, las mangas casi le servían para ocultar sus manos y los pantalones le hacían bolsas miraras por donde miraras. Lo combinó con una camisa blanca sin cuello y unos salones negros. Nada apropiada y lo peor de todo: nada favorecida.
Si quieres dar mensaje con tu vestimenta, y no hacer el ridículo, debes tener clase, elegancia y saber hacerlo. Y si no sabes te buscas una estilista a la altura. Viendo lo mucho que le gusta aparecer en las revistas, así como hacer todo aquello que junto a su pareja siempre han criticado, seguro que pronto cuentan con un asesor de imagen.
De momento, ellos ya forman parte de la casta aquella contra la que tanto arremetían.
A Pablo Iglesias, que no para de despotricar contra el Rey y la monarquía, se le veía encantado el pasado lunes en el patio de la armería del Palacio Real, saludando a lo más grande de España ante millones de españoles. Una más de sus muchas contradicciones.
Y digo esto por no hablar de Lastra ni de Ábalos, que también hicieron gala de su estilo tan peculiar.
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