Desde las 9:11 del sábado pasado y durante algo más de media hora el Papa Francisco recibió al presidente de España y Begoña Pérez, y les dio muchos consejos.
En la moción de censura, Pedro Sánchez sorprendió a todos cuando recitó partes de la encíclica Fratelli Tutti, y recomendó su lectura a Santiago Abascal. Pocos sabíamos que fuera seguidor del Papa Francisco.
Si es así, más le valdría demostrarlo, y no sólo con viajes y discursos, también con hechos y no plegarse a lo que predica su ministra de Educación ni su vicepresidente.
Begoña no quiso perderse tal acto. Apareció sin mantilla negra, que es protocolaria, lució vestido midi negro con manga al codo, sin escote y salones negros. Y se la veía encantada de posar junto al Santo Padre.
Menos mal que no se presentó de blanco, porque sólo siete reinas, o princesas tienen "el privilegio del blanco", entre ellas la reina Letizia, y la reina emérita Sofía; la reina Matilde y la reina emérita Paula de Bélgica; la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo; la princesa Charlene, de Mónaco; y la princesa Marina, de Nápoles.
El Papa aprovechó para decirle a Sánchez que "tiene la obligación de hacer progresar el país, consolidar la nación y construir la patria, pero una patria de todos". Y le recordó la importancia del diálogo entre la iglesia local y las autoridades, con lo cual no le va a quedar otra que hacer caso a los obispos españoles para que integren los valores católicos en la nueva ley de educación.
A la hora de intercambiar regalos, Pedro Sánchez le obsequió con un facsímil del Libro de horas del obispo Juan Rodríguez de Fonseca, un libro de rezo con ilustraciones. El Papa le llevó un relieve doble en bronce que representa la misericordia, la acogida y la fraternidad, y todas sus encíclicas y sus exhortaciones apostólicas.
Lo que más llamó la atención a todos fue que posaron sin mascarilla.
Una foto más para el álbum de Pedro y Begoña.
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