lunes, 26 de enero de 2015

De Podemos a las rebajas

¡Menudo fin de semana! No pienso hablar más de Alexis Tsipras, y menos aún de Pablo Iglesias y sus movidas con Errejón y Monedero, ni siquiera de sus dimes y diretes con Tania Sánchez.


Bastante hablamos a diario de ellos... y lo que nos queda. Saben cómo hacerlo para estar en la boca tuya y en la mía: que si ha roto con Tania, que si Errejón esto y Monedero aquello, y mientras tanto un sábado sí y otro también, El Coletas aparece en la pequeña pantalla dando su mitin. Con el percal que le han dejado los del PP y el PSOE, lo difícil sería no defenderse. 

Así que me voy de rebajas. ¡Toma! A buscar algo chulo a un precio de risa. 

¿No te resulta súper difícil comprar en las rebajas? Los primeros cuatro días puede que encuentres algún chollo: eso sí, si corres como una loca y tienes ojo de lince para rebuscar entre montones de ropa. A los pocos días de que comience el periodo de rebajas te dicen: "¿A estas alturas? Ya casi no queda nada". ¿En serio? 

Te encuentras con restos de lo que fue la colección de invierno, con tallas muy limitadas: si es pequeña o grande porque hay pocas y vuelan. Si buscas la mediana, tampoco queda: es la de la mayoría y claro, también vuela. 
Las prendas están amontonadas, unas encima de otras sin orden ni concierto: así no hay quien encuentre nada, es que ni apetece rebuscar como Diógenes en los contenedores.
  
Levantas la vista del montón y un poco más allá ves prendas colocadas perfectamente en sus perchas y conjuntadas con pantalones, faldas, bolsos e incluso zapatos. De colores que entran por los ojos. Te vas derecha. Y justo eso que te viene de perlas es de nueva temporada. De rebajas nada, monada. 

Las rebajas funcionan si buscas un bolso (que no tiene talla), o algo súper específico de una firma en concreto, y vas el primer o segundo día a buscarlo. Ten en cuenta que cuantos más días pasen, más barato está el artículo en cuestión, aunque corres el riesgo de que te lo quiten de las manos. 

Sobre todo, las rebajas funcionan para los básicos: vaqueros, camisetas, faldas negras y pantalones de fondo de armario, pijamas, ropa interior o un abrigo muy pero que muy de temporada (que quizá el año que viene ya no se lleve). En fin, cosas que necesites pero que no sean nada marcadas. Y recuerda que las tallas XS, XL o M casi nunca quedan. 
O sea que lo llevas claro. 




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