Cada uno a lo suyo y con lo que hace bien. Que CR7 es bueno en el campo no se puede negar. Entonces, no desviemos la atención: prestémosela sólo cuando juega. Y no a su vida privada, ¡¡¡por favor!!!
Hasta cierto punto me parece bien que los niños tengan como ídolo a un deportista. En el deporte todo es positivo; entraña valores como el sacrificio, el entrenamiento constante, saber ganar y también perder, el respeto por el contrincante y el entrenador. Y si es un deporte de equipo enseña a formar parte de un grupo y trabajar unidos.
Hasta ahí genial. Es decir, que los futbolistas, por ejemplo, son un buen modelo para los niños.
Pero, ¡¡¡por favor!!!, vestidos con la camiseta de su equipo y dentro del campo. Es decir, en su papel de deportistas, y trabajando en grupo.
Porque vestidos de paisano y en su vida privada mejor no verlos. Y lo peor es que los chavales quieren peinarse como los futbolistas, ¡¡¡esas rayas rapadas!!! y ese peinado rapado por debajo y largo por delante. ¿Tú has visto cosa más fea?
Cristiano Ronaldo, sin ir más lejos: mucho balón de oro, mucha estrella del fútbol, pero con todo mi respeto me parece un pelín hortera, un pelín chuleta cuando le preguntan algo que no le gusta y un pelín excesivo cuando presume de su dinero, por ejemplo.
¿Se puede ser más hortera? Pero ¿dónde va con un collar largo de Chanel, dos anillos en los dedos de la mano derecha y sus consabidos brillantes en las orejas? Vestía camiseta y pantalones negros que combinó con abrigo tres cuartos cámel y botines de ante a juego. Para rematar, ¡¡¡un gorro negro de lana, que se puso en plan gorro de ducha!!!
Llevaba de la mano una funda para el ipad de Louis Viutton ¡¡¡a modo de clutch!!! A sus 32 años presumirá de dinero, pero no sabe llevarlo.
Ella, la pobre, trabaja en el corner de Prada de El Corte Inglés de la Castellana, llevaba vaqueros de talle alto, una camiseta negra escotada y blazer guateada gris con unas botas negras y un cinturón exageradito. Eso sí, ella apenas llevaba abalorios.
Dicen que hasta hace un par de meses trabajaba en la tienda de Gucci, pero perdió su puesto por el revuelo que se levantó alrededor de la tienda por ser Georgina quien es.
Cuentan que estudió ballet en Jaca y que es modelo, que conoció al futbolista en una fiesta de Dolce Gabanna y fue un flechazo.
En fin... lo que quieran. Pero, vamos, que fuera del campo, Cristiano, mejor no verte.
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