Empieza un día y no mires más allá; no pienses en el futuro. Amanece otro día, y lo mismo, y otro, y otro y otro... y cuando quieras darte cuenta ya llevas una semana, y luego un día más y un mes, y así hasta que cumples dos años, ¡¡¡dos!!!, sin fumar.
Como yo, que llevo más de 700 días. Y ahora me doy cuenta de verdad de lo bien que se está. Ya no huele a tabacazo la ropa, ni el abrigo, ni el armario. Las manos tienen olor a jabón o a crema, y no a esa mezcla tan asquerosa de loción de rosas con tabaco.
Se acabó eso de hurgar en el bolso como una posesa para encontrar el último pitillo, o entre los cajones de casa, para ver si hay algún paquete olvidado. Ni tienes que buscar un estanco o un bar con maquinita antes de subir a casa, ni llamar a la vecina (que a lo mejor también lo ha dejado ya).
No fumar es mucho más cómodo. Se vive mejor. Es una liberación.
Ahora, dos años después, es cuando más lo disfruto. Antes pensaba que no, que la liberación era fumar cuando, como y donde quisiera.
No fumar es mucho más cómodo. Se vive mejor. Es una liberación.
Ahora, dos años después, es cuando más lo disfruto. Antes pensaba que no, que la liberación era fumar cuando, como y donde quisiera.
Pero no te equivoques: ¿te has fijado que empiezas y no paras? Que es uno detrás de otro cuando sales y cuando entras, cuando cambias de actividad, cuando tienes ratos muertos, cuando quieres reflexionar, cuando no puedes dormir y para relajarte. Pero es una engañifa. Nunca tiene fin, es uno y otro, y otro y otro. Ni te relajas ni reflexionas.
Así que te doy tres consejos:
- Hazlo sólo cuando estés preparada y convencida. Pero, eso sí, ve pensando en ello. Cuanto antes lo dejes, mejor.
- No pienses en mañana, ni en el fin de semana, ni en la fiesta que tienes en unos meses. Piensa en el presente y no mires más allá. Cada día es todo un triunfo.
- Los primeros días oirás una voz interna, más mala que un dolor, que te tienta constantemente. Pero es sólo una voz y si no le haces caso al final se calla. Eso sí, de vez en cuando te dice algo para probarte, pero tú ni caso. Es constante y pesada, pero al final te abandona.
- No verás los efectos. No es como una dieta, en la que tú misma compruebas cómo la ropa te va quedando grande o ves sobre la báscula los kilos que has perdido. Se trata de un triunfo interior, una batalla entre tú y el tabaco en la que tarde o temprano ganarás. Es un reto personal del que puedes salir victoriosa.
Cambiando de tema...
Si me callo reviento, lo siento: Qué feo el vestido que llevó la Reina al Congreso Internacional Mujer y Discapacidad que se ha celebrado en Ávila. Es de Carolina Herrera, en príncipe de Gales con dos bandas de flores bordadas en el frontal y una especie de combinación rosa que asomaba por debajo. Con clutch y salones nude. Mala elección; la hemos visto mucho más favorecida otras veces, pero mucho más.
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