miércoles, 3 de enero de 2018

Paquirrín, hecho un figurín

Que algunos empiecen el año presumiendo de esbeltos, cuando la inmensa mayoría estamos a punto de estallar, es alucinante. Y si el que presume es Paquirrín, mas aún.



Esta semana el bombazo lo protagoniza el hijo de la Pantoja, que posa hecho un figurín. Se ha quedado tan delgado, que no ha dudado en dar una exclusiva a ¡HOLA! para contar cómo, porqué, cuándo y dónde ha perdido tanto peso. Y es que habiendo exclusivas por medio ya no hay secretos. 

A sus 32 años y con 107 kilos de peso, buena falta le hacía adelgazar: tal y como él cuenta, además de sobrepeso, tenía gota, azúcar y le costaba moverse; a veces sólo quería quedarse tumbado. Cuenta que comía de todo y muchísimo cada dos horas. Hombre, Paquirrín, es que así es imposible no estar gordo.

Y míralo ahora, a sus casi 33 años ya pesa 87 kilos y quiere llegar a los 79. Dice que se ve mejor que nunca, más guapo y que cualquier cosita que se pone la queda bien, cuando antes se enfadaba consigo mismo porque siempre tenía que ir en chándal. 

Así que un día, harto de no poder moverse, de estar cada día más gordo y de encontrarse regular, decidió seguir el ejemplo de su prima Anabel (anda, que ya te vale, Paquirrín: bastante que cuentes tus miserias, pero no las de tu prima. A ella déjala tranquila; que cuente lo que quiera, ¿no crees?). 
El caso es que Kiko decidió ponerse una banda gástrica, como la de su prima. Y asegura que ya no se la va a quitar en la vida, además ahora se cuida y come poco cada pocas horas, tiene cuidado con su alimentación, y se mueve mucho mucho más. 

Muy bien, chico, que no hay nada como cuidarse. Enhorabuena. Ahora bien, lo que me tiene pelín preocupada es qué habrá pasado con tus tatuajes, que tenías unos pocos. 
Si has perdido 20 kilos, la piel y las carnes se quedan flojas y dadas de sí, con lo cual ahora los tatoos serán garabatos. Nada, Paquirrín, te los borras y como nuevo: a empezar de cero. 

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