miércoles, 7 de febrero de 2018

Los goya: se ven pero no se deberían oír



Que me perdone todo el mundo. Pero creo que lo mejor, lo ideal, lo más sano y lo perfecto sería ver la entrega de los Premio Goya sin volumen. Ver, pero no oír. Ni a unos ni a otros. Ni antes, ni durante ni después. 



Si Dani Rovira acabó aburriendo hasta a sí mismo, los dos presentadores de este año incluso han reconocido que su gala ha sido la peor en la historia de los goya. Y lo tenían difícil. 

Por eso: mejor ver y no oír. 

Irene Escolar, de Santos Costura
Vestido ideal de Apparentia, Anan Turpin
Alba Galocha, de Prada
Cayetana Guillén, con escotadísimo
modelo de Santos Costura
Más vulgar no se puede. Mónica Cruz,
de Rubén Hernández Costura. 
Fucsia de Carolina Herrera, Belén Rueda
De Dior. Maribel Verdú. Espectacular.

Nieves Álvarez, con joyas de Bulgari.









Sobre todo porque me encanta verlas a todas: sus vestidos, peinados, maquillajes. Sus zapatos, joyas, y escotes (el clásico del canalillo, el más moderno de la espalda, las aberturas de la falda lateras, centrales, traseras...). 
Me chifla ver que hay más colores aparte del negro, que se siguen llevando los taconazos y que en ellas los pantalones también visten. Porque mucho Madrid Fashion Week, pero esta sí que es una pasarela de moda

Arturo Valls, también
dio que hablar
Miguel Ángel con esmoquin clásico
Paco León, más a su manera. 
Macarena Gómez y Aldo Comas... 



















Me gusta ver que ellos, que antes iban de trapillo, porque molaba, ahora se arreglan... y hasta Pablo Iglesias se coloca el esmoquin "Por respeto".   

Si al recoger el premio, cada uno se acordó de su madre, de su padre, de su pareja, de los nominados y de Íñigo Méndez de Vigo, las declaraciones de antes y después de la gala no tuvieron desperdicio. 
Leticia Dolera, para echarla de comer aparte, dijo que la gala parecía, y perdón por la ordinariez, "un campo de nabos", porque la presentaban dos hombres. Pues se le ha echado encima el colectivo de trans y le han dicho que tenga cuidado: hay muchas mujeres que a pesar de tener pene se sienten mujeres y que pueden verse incluidas en esa frase suya. Y ella ¡¡¡va y pide perdón!!!
Y Arturo Valls dijo que la gala no era el lugar ni el momento para hablar del feminismo en el cine, sino sobre los actores, las películas y sobre lo que cuesta hacer una peli

... Y Pilar Rahola está compungida porque nadie habló sobre Puigdemont y los presos catalanes. 

Ah, y también dicen que Penélope no quiso hablar de Woody Allen (como si ella supiera más que el resto de los mortales) y su reciente denuncia por acoso, y mucho menos sobre sus desencuentros con Donatella Versace, a quien encarna en su último papel.  
Y ¡¡¡por favor!!! su hermana Mónica fue la más vulgar y ordinaria de la gala, queriendo emular a Cristina Pedroche. 
En fin, que mejor ver, mirar y poco más. 

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