martes, 10 de septiembre de 2019

El fraude del jamón de york

Llegados a este punto tendremos que bebernos un vaso de agua y poco más, que de momento sí es lo que parece. Hasta que nos digan lo contrario, ya que ni el jamón de york es lo que creíamos. 




¿Te acuerdas cuándo te sentías mal del estómago, o cuando el niño chiquitín apenas tenía ganas de comer? Lo solucionabas con unas lonchitas de jamón york. ¿Y cuando lo tomabas para cenar con una tortillita o te pedías un sandwich mixto en una cafetería que olía a gloria?

Pues mal, muy mal, fatal. 

Al jamón de york, durante toda la vida le hemos achacado propiedades maravillosas; lo creíamos perfecto para una cenita ligera, para los peques o en emparedado, con ese olorcillo a cafetería refinada...Ummm. 

Pues nos han tomado el pelo. Como a tontos, como a garrulos y como a simples consumidores. Tú te metías una ración de jamón de york para cenar y te quedabas tan pichi, y lo que no sabías era que no existe. 

Eso lo dice la Boticaria García, en su libro El jamón de York no existe: La guía para comprar saludable y descubrir los secretos del supermercado. 


Ella y los que entienden de esto aseguran que el nombre de york no es real. Que lo que comemos y denominamos así está compuesto por restos de fiambre, por chicha y, ¡¡agárrate!!, almidón y azúcar. 


Ahora sí, el jamón cocido, que no de york, lleva un 70% de jamón cocido, y el extra, el más caro, un 80. 

A saber qué comemos, cómo, cuánto y cuándo. 
Un día el aceite de palma es casi cianuro y al siguiente no lo es tanto. 
Que si el jamoncito de york iba perfecto para el niño ahora es un bulo. 
Un día la leche era maravillosa para todos, y hoy por hoy ya se puede prescindir de beberla. 
Antes el huevo tenía muchísimo colesterol y ahora se ha convertido en la cena perfecta. 
Si las galletas maría con un tazón de leche constituían un desayuno estupendo, hoy son un veneno. 

O sea, que mejor vamos a comer frutas, verduras, mariscos y pescados, ¡ah!, y frutos secos, que antes engordaban cantidad y ahora es de lo mejor que puedes llevarte a la boca.  

En fin...

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