martes, 12 de noviembre de 2019

Alberto Rivera: mejor padre, hijo, amigo y pareja

¿Qué va a ser a partir de ahora de las campañas electorales sin perritos?, ¿y de los debates sin adoquines, sin fotos primorosamente pegadas en papel pluma, sin rollos y rollos de papel con datos sobre el resto de los partidos? 
Se ha ido Alberto Rivera, y con él sus mil y un accesorios. 



Malú, hija, estás de enhorabuena. En estas elecciones la que ha salido ganadora has sido tú. Digan lo que digan. 

Debía cansar un pelín ser ya famosa por ti misma y encima tener que lidiar con la fama de tu chico. Mezclar música y política no ha debido ser fácil, ni tampoco intentar llevar una vida tranquila: si no te pillaban los periodistas del corazón lo hacían los de política, y si no tus fans o los simpatizantes de Ciudadanos (que han bajado en dos millones y medio, y eso se ha debido notar, ¿no?).

Pues a partir de ahora a disfrutar de y con Alberto, que se ha portado como un machote asumiendo su derrota con estas palabras: "Las victorias son de todos, las derrotas del líder". 


Lo cierto es que podrán gustar, o no, sus ideas, sus formas, sus discursos, su manera de hacer política, pero desde luego durante su vida política ha sido el más ocurrente de todos y, sí, ahora también consecuente. 

Ha visto cómo su formación ha caído en picado y no se lo ha pensado dos veces: se va, abandona. Adiós. Fin. Se acabó. Hasta aquí. Se va de Ciudadanos y de la vida política. Deja la lista naranja, a Arrimadas, a Villacís, a Aguado, a Cuadrado, a Gutiérrez... y a todos sus seguidores, eso sí bastantes menos que en las pasadas elecciones. 


Sorprende, porque a los políticos les cuesta abandonar. Se presentan una y otra vez hasta que al final, no es que ganen es que pierde su rival. En fin, que algunos no se despegan de la política ni con agua caliente, pues Rivera ha dado una lección y se compromete a ser mejor padre, mejor hijo, mejor pareja y mejor amigo. 
Pero ¿para eso hay que dejar la política? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario