martes, 3 de marzo de 2020

¿Dónde está la casta?

De la noche a la mañana aquel término tan usado, del que tanto se ha abusado, ha dejado de oírse. Por arte de magia.




La casta estaba formada, según Pablo Iglesias, por aquellos políticos que vivían lejos del pueblo, que ganaban más que los demás, que se perpetuaban en el poder, que acumulaban cargos... que vivían mucho mejor que los ciudadanos que les habían votado. 

¿Estará la casta formada por aquellos políticos que ahora dicen que los cargos no tienen que referenciar su sueldo según los tres salarios mínimos, como decían antes? 

¿Los mismos que ahora creen que habría que permitir la permanencia en un cargo público más allá de 12 años e incluso indefinidamente, previa consulta a su partido, claro?

¿Quienes, además, hoy sí permitirían que algunos acumulasen cargos políticos, tanto en la función pública como en el partido? 

Anda, señor vicepresidente 2030, ya no se acuerda de lo que decía cuando era un recién llegado a la política. Ahora, entre sus mil y una tareas en el gobierno, se ha planteado cambiar el código ético de su partido en los puntos principales, aquellos que le separaban de lo que él llamó La casta.  

Piense un poco en aquella casta de la que tanto hablaba y de la que ahora calla: tal vez hasta la puede ver en el espejo de su chalet de Galapagar, al que no puede acceder la inmensa mayoría de los que le votaron. 

Y, por favor, si alguien quiere saber más de la casta, no os perdáis el Twitter de Irene Montero y su ministerio: Se llaman "tía" unas a otras; celebran el cumpleaños "de la jefa" y lo retransmiten en directo; la ministra se lleva la niña al despacho, donde tiene una mantita de actividades; se peina con un medio moño deshecho; coloca en la fachada del ministerio la bandera del colectivo LGTBI y nada de feminismo, enseña fotos y vídeos de sus retoños a quien se le ponga por delante... En fin, como en casa. 

La casta sí que sí. 

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