viernes, 6 de marzo de 2020

Que tu hijos vuelvan sobrios

Es viernes y el lema del Ministerio de Igualdad resuena en los oídos de todos los padres de España. Nos enfrentamos a un fin de semana duro, en el que la aprobación de la ley de libertad sexual tiene un eslógan nada edificante. 


¿Cómo puede un ministerio decir semejante barbaridad? Decirlo, publicarlo, repetirlo y sentirse orgulloso de semejante aberración. 

En un país donde los jóvenes empiezan a beber entre los 12 y los 14 añosdonde los comas etílicos se suceden cada fin de semana, donde los adultos responsables trabajamos para que nuestros adolescentes no beban y les pedimos moderación.  

El ministerio de Irene Montero no es una discoteca, ni un bar de copas, ni un lugar de alterne. No. Es una institución pública, que debe velar por los derechos de todos.

"Sola y borracha quiero llegar a casa" es el lema de la nueva ley que dice quiere dar seguridad y protección a la mujer. 
Pero, ¿a qué mujeres: a las que beben a destajo, a las que salen el fin de semana para perder el control, a las que se emborrachan por costumbre, a aquellas niñas y adolescentes a las que sus madres les dicen que no beban y que si lo hacen, por favor, con moderación? 

Semejante salvajada se merece la dimisión de la ministra y de todo el ministerio al completo. 

¡¡¡Borracha!!!, pero ¿qué palabra es esa? Es un vocablo feo, despectivo, duro, que indica todo lo contrario de los valores que padres y educadores queremos inculcar a nuestros hijos. 

Que disfruten de un ocio sano, que no relacionen emborracharse con pasarlo bien y, sobre todo, que si alguna vez beben de más que no vuelvan jamás solos a casa. Que vuelvan con amigos. Y que hagan lo mismo por los demás. 

Seguro que si los hijos de la ministra fueran adolescentes lo habría pensado mejor. Fijo. 


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