martes, 10 de marzo de 2020

El virus que nos trae de cabeza

Esto es una locura, la locura de la pandemia, del miedo, de la psicosis y del coronavirus.



Pero los que vivimos en Madrid, además, no entendemos nada. 
El domingo, día de la mujer, parecía que no pasaba nada: se celebró la manifestación con miles de personas gritando, chillando y desgañitándose bien juntitas durante horas. Y la plana mayor del gobierno se dio cita sin hablar de las medidas de higiene contra el COVID-19. Eso sí, alguna lució guantes de latex.

El día siguiente, de repente, todo había cambiado: se decide echar el cierre de colegios, guarderías, institutos y universidades, para contener el virus, durante al menos dos semanas. Una vez pasado ese tiempo veremos qué medidas se toman.
Bienvenidas sean todas las ideas por la salud de todos y sobre todo de nuestros mayores. 
Porque la idea es contener el virus que ataca mortalmente a los mayores; proteger a la población de riesgo.

Pero la realidad es distinta: muchos padres no pueden teletrabajar y se ven obligados a dejar a los niños en casa de los abuelos. Así que, otra vez, los abuelos desprotegidos. 

Mientras tanto, los supermercados atiborrados de compradores enloquecidos, con estanterías vacías, las compras on line sin poder servirse, los potenciales viajeros cancelando vuelos, las Fallas en el aire, la Semana Santa empantanada, la Feria de Abril en la cuerda floja, los partidos de fútbol y baloncesto a puerta cerrada, y a saber qué pasa con cines, teatros, bares...

¿Se acabará el mundo o será solo un susto? 

En China, al menos, ya se han curado el 70% de los afectados. 

Y nosotros no nos besamos tanto y nos lavamos las manos a cada paso; está cambiando nuestra forma de vida. Vamos por el buen camino. 

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