Sánchez y sus ministros hacen como si no se dieran cuenta de que dicen, o decían, una cosa y ahora hacen otra.
Y todo, por la subida del recibo de la luz.
¿De qué sirve que se acabe el toque de queda si tienes que estar en casa para aprovechar la tarifa más baja del fin de semana y poner lavadoras y lavavajillas o pasar la aspiradora?
Si no quieres pagar una barbaridad en el recibo de la luz tienes que encender la lavadora, aspiradora, lavavajillas y demás entre las 12 y las 7 de la mañana o durante el fin de semana. Y te recomiendan que no pongas los electrodomésticos a la vez, con lo cual habrá que pasar la noche en vela esperando que acabe uno para poner el otro.
Ahora muchos se acuerdan de las palabras de Irene Montero, cuando el gobierno de Rajoy subió la luz, diciendo que le parecía una injusticia que los ciudadanos con menor poder adquisitivo tuvieran que poner los electrodomésticos o la calefacción a determinadas horas. Y eso es justo lo que está pasando: que la subida afecta más a quienes ganan y tienen menos.
La otra contradicción es que Teresa Ribera, la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, dice que bajo ningún concepto aconsejará a su madre que planche de madrugada.
Pero bueno, ¿y a su padre?
Al gobierno de la igualdad de género, de la lucha por la mujer, del feminismo y del eslógan borracha y sola sólo se le ocurre que pueda planchar la madre de la ministra, pero no su padre, su marido o su hermano.
Muchas manifestaciones, mucho hablar de las mujeres, del machismo, de la violencia de género, de la educación en la igualdad, que nada de vestir a las niñas de rosa ni dejarles jugar con muñecas, y luego va la ministra y confiesa que es su madre, una mujer, la que plancha, la que hace las tareas domésticas.
Cuando se toca el tema de los electrodomésticos y de las labores del hogar siempre nos acordamos de las mujeres; no de ellos, ni de elles. Incluso nuestras ministras.
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