Mario Vargas Llosa o cuando un hombre pierde los papeles

A veces el amor, o lo que se le parezca, vuelve del revés a los seres humanos. ¿Has visto, por favor, a Mario Vargas Llosa en el reportaje de ¡HOLA!? Pero, ¡¡¡por favor!!!, un escritor, un hombre de letras, un caballero culto, un premio nobel, ¿cómo se presta a semejante reportaje? Qué pérdida de papeles. 

Patéticas. completamente patéticas me resultan las fotos de Isabel

Preysler y Mario Vargas Llosa en Lisboa. Como si fueran Paloma Cuevas y Enrique Ponce, o David Bustamante y Paula Echevarría, la pareja del verano se trasladó a Lisboa para asistir a la fiesta de cumpleaños del empresario Joao Flores. 

Y yo me pregunto: ¿Por qué no será al revés?, ¿por qué no se ha llevado Mario a la Preysler a su terreno? Pues no. Es ella, la filipina más chic, la que pone las normas. 

Tan operada, tan retocada, tan estupenda que parece que tiene 40 años menos, con un mono blanco espectacular y él, un hombre que parece la edad que tiene (en una foto hasta aparece despeinado, pobrecillo). 

En resumen, un reportaje más para que se luzca la filipina. Un horror. Me da hasta ternura el pobre Vargas Llosa, acompañando a la Preysler, tan despampanante y él, fiel a su estilo de caballero de letras, de hombre de la cultura. 

Y más fotos de los enamorados de celebración, ahora se van de crucero por el Tajo. ¡¡¡Buff!!! No puedo más. 

Por si la cosa no resulta suficiente, esta semana Ana Boyer se asoma a las páginas de la revista para asegurar que está feliz con la relación de su madre con Mario Vargas Llosa, (a pesar de que hace nueve meses del fallecimeinto de su padre, eso lo digo yo). Tal y como hizo su hermana Tamara en el número anterior. 

Es más, Ana Boyer dice: "Animaba a mi madre para que rehiciera su vida. y buscara la felicidad. Y ahora la veo muy contenta". 

O sea, que para las mujeres de este clan, rehacer su vida es sinónimo de echarse en los brazos de otro hombre. ¡¡¡Qué cosas!!! Ellas, que parecen tan independientes...