miércoles, 3 de mayo de 2017

La reina, de rojo hasta los dientes

Impresionante, espectacular, de cortar el hipo. La reina eligió el rojo para el 50 cumpleaños del rey Guillermo de los Países Bajos. Sólo un fallo: que lo llevaba hasta en los dientes. 







Hay detalles que te fastidian el modelinchis. A ti, a tu mejor amiga, a la directora de cualquier empresa y no digamos a la Reina de España. Se trata de detalles en los que hay que prestar atención, y si tú no te das cuenta, el que está contigo, a tu lado, sí debería verlo. Y es ahí donde falló el estilismo de doña Letizia. En un pequeñísimo detalle que se convirtió en un grandísimo desliz. 

Iba espectacular, de eso no hay duda. Para la celebración del 50 cumpleaños de Guillermo de los Países Bajos se colocó un pedazo de vestido rojo largo, entalladísimo y asimétrico; con un brazo al aire y el otro tapado por una semicapa larga. Con una gran raja en la falda y escote a la caja. Obra de Stella McCartney, maravilloso. 

Doña Letizia lo combinó con unos peptoes rojos y las pulseras gemelas de la reina Victoria Eugenia: 10 centímetros alucinantes de diamantes, junto con unos pendientacos de ramilletes de diamantes rematados con gotas de rubíes. ¿Qué más quería? 

Se peinó con ondas, con la melena tapándole el ojo derecho y se puso un maquillaje reventón. Y ahí fue donde la pifió.

Si hubieran estado mis hijos con ella, que se fijan en todo y siempre me avisan si se me corre el rímel, si me he pasado de colorete o si se me manchan los dientes con la barra de labios... Pero a la Reina no se lo dijo nadie y así aparece en este pedazo primer plano: con los labios de rojo pasión, y ¡¡¡¡los dientes también!!! 
Metedura de pata garrafal. Pero ¿es que nadie se dio cuenta?, ¿nadie le advirtió?, ¿nadie fue capaz de hacerle una seña con la lengua en los dientes para que le imitara o de decirle: "Majestad, por favor, los dientes, coja este kleenex"? Por cosas más simples han rodado cabezas. 

Para una vez que se relaja y sonríe... también es mala suerte. 
Seguro que luego enmendó el error y lo pasó pipa. Al fin y al cabo, nos pasa a todas las mujeres: desde la que se arregla solita delante de su espejito, hasta aquella que tiene estilista, maquilladora, peluquera...

Y es que estas son las cosas que humanizan a la Reina y la acercan al pueblo; cosas que nos recuerdan que es una mujer como todas. 

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