miércoles, 27 de septiembre de 2017

Esther Doña, en su propio cuento de hadas

Parece que quiere convertirse en la nueva cara de la prensa rosa: Esther Doña no ha dudado en lucirse en todo su esplendor, cual princesa en su castillo, en el día de su fiesta post boda con Carlos Falcó. 



Guapísima, espectacular; con una piel maravillosa, un maquillaje perfecto, un peinado favorecedor (por fin) y un tipazo. Un caballero junto a ella, en un palacio de ensueño. Vamos, que lo tenía todo para protagonizar un reportaje propio de la Preysler. 
Parece que Esther Doña, más que celebrar su enlace dos meses después, ha querido posar para ¡HOLA! y demostrar que vale mucho, que la nueva marquesa de Griñón ha llegado para quedarse. Y Carlos Falcó la va a acompañar. 


Más allá de que su diferencia de edad supere los 40 años, de la polémica que rodea este enlace (al que no han acudido Tamara ni los hijos del marqués con Fátima de la Cierva), más allá de que se casaran dos meses antes de la fiesta. Más allá de todo eso, la fiesta post boda ha sido un total y absoluto lucimiento de Esther, guapísima y estupenda, ¡¡¡claro!!!, pero si tiene casi la edad de Tamara.  

Para la fiesta, que no ceremonia, la marquesa apareció ataviada de novia/princesa, con dos vestidos, ¡¡dos!!, obra de Rosa Clará. El primero, sugerente a más no poder, era de talle recto lleno de encajes y transparencias y la falda en crepé de seda con una abertura kilométrica. Llevaba pendientes y anillo de oro blanco y aguamarina y una pulsera de oro blanco y diamantes, de Suárez. 

Entre los invitados se contaban Kalina de Bulgaria y Kitín, Carmen Martínez-Bordiú, Mar Flores, que se encontró con su ex, Marina Castaño y el doctor Enrique Puras, Maribel Yébenes, Fiona Ferrer... y muchos amigos de la pareja. Así como los padres de ella, ¡¡faltaría más!!!

La cena, a cargo de uno de los grandes chefs de referencia de Castilla La Mancha, Víctor Sánchez-Beato, se elaboró con el aceite de la almazara del marqués, se regó con sus caldos y se degustaron delicias gastro tipo miniperritos de bogavante, anchoas con guacamole, salpicón con aire de placton, ensalada de adafina, lasaña de tartar de ciervo y gachas manchegas.
Tras los postres, la marquesa se retiró a sus aposentos para vestir el segundo modelinchis: también en crepé de seda, con cuello halter y espalda bordada en pedrería


La fiesta fue una pasada: hubo hasta un tablao flamenco, con rumbitas y todo. Sólo faltó la calabaza convertida en carroza de caballos. Porque príncipe sí había: era el marqués de Griñón. 

Y el palacio, impresionante: los jardines, el torreón, la muralla almenada, el patio, los salones, loa azulejos... 
Esther, esto es mucho mejor que un cuento de hadas, ¡¡¡porque es realidad!!!


2 comentarios:

  1. Jo Rocío!! Nos lo cuebtas como si estuviéramos alli disfrutando de la fiestuki!! Que entretenida eres .. graciassss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¡¡¡Gracias a ti!!!
      Hay que informarse sobre todo, porque hay vida más allá del independentismo catalán. jajajajaja.
      Si vieras la que hay liada, no lo creerías

      Besos

      Eliminar