No pienso hablar de Cataluña. Sólo del Rey, que se merece una ovación. Salió a dar la cara, y la dio, a pesar de las veces que le han abucheado en esa comunidad autónoma. Y dejó claro su mensaje: ya está bien de deslealtad.
Espléndido. Así estuvo el Rey. Escoltado por las banderas de España y de la Unión Europea, y respaldado por Carlos III (conocido como El político o El mejor alcalde de Madrid), en el cuadro de Anton Raphael Mengs. Llevaba un traje impecable, camisa blanca con gemelos y corbata roja (el nudo quizá pelín pequeño).
Habló de maravilla: claro, despacio, gestualizando en su justa medida. Serio, firme, sin temblarle el pulso, y sin medias tintas.
Llamó a las cosas por su nombre: deslealtad inadmisible; quebranto de la ley, de la convivencia, de la democracia y del estado de derecho; inaceptable intento de apropiarse de instituciones históricas; necesidad de asegurar el orden constitucional...
¡¡¡Bravo!!!
El mejor representante que podíamos tener.
Formado, correcto, educado, culto, serio, maduro, joven, actual, moderno, y encima con una facha estupenda.
Y ya que hablamos de moderno, que decimos que está al día en todo, le pondría un pero. Un pero pequeñín:
Por favor, Letizia, ¿podrías tú meter la mano para modernizar un pelín el palacio de la Zarzuela, o al menos las instalaciones que vemos?
Es que no sé... el despacho de ayer me da que está algo pasado, un poco demodé, ¿no?
Por eso tú, que vas siempre a la última (a veces como fashion victim total), seguro que podrías darle un toque, una manita de modernidad.
Pero sólo un toque; no hace falta que sea un anuncio de Ikea, ni un reportaje de El Mueble: que transmita actualidad sin perder su look de despacho regio.
Puede que menos madera oscura y un poco más de blanco, de aire. Me refiero a algo que no se arregla con colocar un ordenador al lado del Rey, como en los telediarios e informativos.
Eso lo sabes tú, que ya te has apuntado a la tendencia del momento: la mena midi. Y si no estás muy segura, déjate asesorar, con la cantidad de interioristas que hay...
En fin, mil gracias. Es la puntilla que falta para que la Corona parezca aún más moderna y en sintonía con la actualidad.
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