Terrazas, cafeterías o restaurantes son un buen lugar para que las damas se den cita. Cada vez hay más grupos de sólo mujeres, que se reúnen para tomar algo y charlar: sabemos escuchar y hablamos el mismo idioma.
Pues de eso va este libro.
Más allá de los niños, la pareja o los padres. Del trabajo, la casa y las compras. Más allá de la moda, del súper y del gimnasio. Más allá de todo eso, las mujeres están reclamando la comprensión de las otras, dar vueltas y más vueltas al asunto más simple y tener en cuenta otros puntos de vista. Porque sabemos reír, llorar, meternos en la piel de la otra, y dejar que la de al lado descargue un poco el corazón. Conversar
Mujeres que compran flores cuenta la historia de un grupo de amigas que se reúnen en la floristería de Olivia, la líder de la pandilla, donde se toman un vino y hablan de lo suyo. Transcurre en pleno centro de Madrid, en la calle de Huertas; allí se encuentra El jardín del ángel, la floristería.
Hay tantos tipos de mujeres como féminas en el mundo y cada una con su historia, su obsesión, sus debilidades y sus fortalezas.
Me llama la atención del libro que son sólo mujeres las que se reúnen y las que charlan, pero todas las conversaciones giran en torno a los hombres: el marido de una, al que ya no quiere y se ha enamorado de otro. El novio de otra, que es un parásito y encima la trata fatal. El esposo fallecido de la tercera, quien descubre que le era infiel; la cantidad de amantes de otra, y las dos últimas que no son felices: una no encuentra a su hombre ideal y otra ya no quiere al que tiene... y descubren que son homosexuales y que se han enamorado.
Me llama la atención del libro que son sólo mujeres las que se reúnen y las que charlan, pero todas las conversaciones giran en torno a los hombres: el marido de una, al que ya no quiere y se ha enamorado de otro. El novio de otra, que es un parásito y encima la trata fatal. El esposo fallecido de la tercera, quien descubre que le era infiel; la cantidad de amantes de otra, y las dos últimas que no son felices: una no encuentra a su hombre ideal y otra ya no quiere al que tiene... y descubren que son homosexuales y que se han enamorado.
Mucha mujer, mucha mujer y acaban hablando sólo y constantemente de hombres. Espero, Vanesa Monfort, que en tu próxima novela nos traigas mujeres independientes en todos los sentidos, no sólo profesional y económicamente; mujeres fuertes, capaces de estar solas, que se preocupen por otras cosas más allá de los hombres: los hijos, los padres, la salud, la gente que las rodea...
Mujeres que son y piensan en más cosas que en el hombre que tienen al lado.
Mujeres que son y piensan en más cosas que en el hombre que tienen al lado.
Mujeres que triunfen y vivan felices con su trabajo y en su familia, enamoradas y correspondidas, y quizá desgarradas por otro asunto que no sea un hombre infiel, machista o egoísta.
El libro se lee muy bien, es ameno y sus chicas están perfectamente perfiladas, así como sus parejas. Se trata de un retrato de la relación entre las mujeres. Escuchar, hablar, llorar, reír, cambiar de opinión, decir la verdad, reflexionar, dar otra oportunidad, pedir perdón, perdonar... La amistad.
A la autora, además, le encanta el madrileño barrio de Las Letras, que lo describe maravillosamente. La próxima vez que me acerque, pienso entrar en El jardín del Ángel, a comprar un ramo de violetas, caléndulas o margaritas para... mi pareja.
El libro se lee muy bien, es ameno y sus chicas están perfectamente perfiladas, así como sus parejas. Se trata de un retrato de la relación entre las mujeres. Escuchar, hablar, llorar, reír, cambiar de opinión, decir la verdad, reflexionar, dar otra oportunidad, pedir perdón, perdonar... La amistad.
A la autora, además, le encanta el madrileño barrio de Las Letras, que lo describe maravillosamente. La próxima vez que me acerque, pienso entrar en El jardín del Ángel, a comprar un ramo de violetas, caléndulas o margaritas para... mi pareja.
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