lunes, 13 de noviembre de 2017

¡¡Qué difícil alimentarse bien!!

Ya no sabes qué comer. Intentas alimentarte lo mejor posible, pero siempre hay alguien que te dice lo contrario de lo que estás haciendo. Ya no debes tomar lácteos, huevos los que quieras y frutos secos también. Ah, y sobre todo semillas. Hay que comer muchas semillas. 



Dicen que la alimentación puede hacer mucho por uno mismo, más allá de estar delgado u obeso. Si te diseñan una dieta a medida, puedes acabar con los dolores, vencer enfermedades, estar de mejor humor y ver la vida de otro color. Eso aseguran los que entienden. 

Pero para el día a día de alguien que no tiene una grave enfermedad ni insoportables dolores crónicos, la alimentación es un caballo de batalla: cada poco tiempo te dicen lo contrario de lo que habías oído. 
¿Por quéeeee?, ¿por qué cambia todo tanto?, ¿se trata de una tendencia basada en estudios y avances científicos o es sólo capricho de las grandes compañías? ¡¡Te vuelven loca!!

Cuando lees, oyes y charlas sobre el tema, tienes que frenar tu impulso de irte disparada a vaciar la despensa para volver a llenarla de todo lo contrario. 

¿Te acuerdas cuando había que tomar leche sí o sí a cualquier edad, pero sobre todo los niños y las personas mayores? Ahora, mejor sin lactosa, y de avena, de arroz, de almendras... Y dicen que los lácteos son culpables de muchos de los males de hoy. 
¿Y qué pasa con el aporte de calcio que necesitan niños y mayores? ¿Y con el medio litro de leche que le recomienda la pediatra a mis hijos? 

¿Y los huevos? Anteayer era casi pecado hacerte una tortilla francesa con dos huevos: había comerlos de vez en cuando. Pues ahora puedes hincharte de huevos; todos los que quieras y si son crudos, mejor. 

Las verduras, cocidas muy despacio. El pan, integral. Igual que los macarrones y el arroz. Y mejor que el potaje de toda la vida, unos granitos de quinoa hervidos, y semillas. 
Porque lo último en superalimentación son los granos. Chía, sésamo, lino, bayas de Goji... Se ha descubierto que aportan proteínas, hierro, fósforo, omega 3 y 6, que protegen la flora intestinal y tienen efecto saciante. Encima no tienes ni que hervirlas; un par de cucharadas crudas a diario y como una rosa. Se están reproduciendo como hongos las tiendas sólo de semillas, que lo sepas. 
Los frutos secos, igual; estupendos, pero crudos y sin sal. 
El pescado, maravilloso y mejor, azul. De carne: pollo, pavo y conejo. ¿Y qué pasa con el chuletón de buey o el filetito de ternera vuelta y vuelta?, ¿ya nunca más? 
El jamón de bellota y el marisco, síiiii. Siempre y cuando quieras.

Para empezar el día, si te atreves, nada como un batido de esos verdes tan de moda: bien de apio, espinacas y col kale, y si le pones un par de huevos crudos, de trofeo. Pero ¿qué pasa con el vaso de agua templada con un zumo de limón y el kiwi en ayunas?, ¿eso ya no es bueno? Telita 
Lo que está más que claro es que tienes que olvidarte de los bollos, las galletas, los panes y los dulces industriales. Ya ni se menciona, vamos, que se da por superado.
Nosotros, a lo nuestro: a hartarnos de pipas. 

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