miércoles, 9 de mayo de 2018

Máxima reina de la naturalidad

Lo mejor de la soberana de los Países Bajos es su frescura y espontaneidad y (salvando las distancias, que son bastantes) que parece que tiene los mismos problemillas que cualquier mujer de hoy. 





Siempre sonriente, y con una sonrisa auténtica, que le sale de dentro; no tienes más que ver cómo la mira el rey Guillermo, que está que babea. Se nota que Máxima lo lleva bien, con un humor estupendo y que da gracias cada día por lo que tiene. 
Así de guapa se presentó en el concierto anual del Día de la Libertad de Holanda. Una fiesta nacional en la que se celebra el fin de la ocupación nazi en Holanda durante la segunda guerra mundial. 
La reina Máxima eligió un vestido del diseñador danés Claes Ivesen, de georgette de seda en tonos crema y beige con bordados y un maxi cinturón de piel que marcaba bien su cintura. Así que todo el mundo asegura que está otra vez más delgada. 
Justo a eso me refiero cuando digo que tiene los mismos problemillas que cualquier mujer de hoy; a esa tendencia a coger kilos para luego dejarlos, una y otra vez. Pero no pasa nada, a ella se la ve feliz, sonriente y estupenda. Tiene tanto ojo, que siempre que llega el buen tiempo y tiene que despojarse del abrigo ya se la ve más delgada; lo de la operación biquini lo lleva a rajatabla. 
Es más, se ha cortado la melena y está más favorecida, más rejuvenecida, más moderna. La mar de actual. 
Vamos, que está estupenda, aunque nunca se quedará en los huesos, ni falta que le hace. Llevaba unos zapatos con lacito y tacón de cristal y un clutch dorado. Monísima. Sí, está claro que ese vestido no es nuestro estilo, pero a ella, la reina de los Países Bajos, le sienta de miedo.


La otra cara de la moneda es la hija de Carolina de Mónaco. Carlota Casiraghi es ideal, monísima, delgadísima, súper estilosa, siempre impecable y fiel a la tendencia del momento. Sí, todo eso y más, pero siempre lleva un careto...  Da igual que la veas una semana o la otra, siempre la verás como enfurruñada. 

Más le valdría sonreír un poco: ella sí que no comparte ningún problemilla con el resto de las mortales. ¿O sí?

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