El etarra arrepentido

Iñaki Rekarte ha sacado un libro. El que fuera el sanguinario jefe del comando Santander, que pasó en la cárcel 21 de los 203 años que le condenaron, quiere contarlo todo, y pedir perdón por el bien de sus hijos. 

Lo difícil es perdonarse a uno mismo. Matar en nombre de ETA y arrepentirse por amor. Es el resultado de sus conversaciones con el periodista vasco Miguel Urretavizcaya y habla sobre su incorporación a la banda asesina y sus crímenes; del momento en que el amor llamó a su puerta y Mónica, la gaditana que le robó el corazón, le enseñó a dejar de odiar y a arrepentirse de su vida anterior.

Es la historia perfecta para una peli: 

Un etarra peligroso es condenado a 203 años y seis meses por haber colocado un coche bomba, que mató a tres personas e hirió a 21. 

Cumple su pena en la cárcel Puerto I de Cádiz (que comparte con yihadistas), y allí se enamora de la trabajadora social en prácticas. Ella pierde su trabajo, y él es trasladado a Salamanca, donde se casan. 
(Una cosa: entiendo perfectamente que él se enamorara de ella; una chica alegre, despierta, simpática y con ganas de vivir. Pero no me entra en la cabeza qué vería ella en él por aquella época). 

Logra la libertad en 2013, y hoy tiene un bar en Navarra donde vive con su mujer y sus dos hijos. 

¿Qué opinas?

Para la banda es un traidor. Y para el resto de los seres humanos un arrepentido. 

Yo me debato entre dos sentimientos. 

Uno, de respeto: por arrepentirse y pedir perdón, por ser capaz de salir en televisión, en la prensa y en un libro condenando todo lo que fue y lo que hizo. Condenando a ETA y a sus "Ovejas".

Y otro de indignación. Porque él tiene una segunda oportunidad: un bar, dos hijos, un libro que le dará beneficios, se ha reinsertado y puede llegar a ser feliz. 

Está arrepentido y lo menos que puede hacer es decirlo públicamente. Pero, no nos equivoquemos, que tampoco es un superhéroe. ¿O sí lo es?: ¿tú, o yo, seríamos capaces de decir públicamente lo que dijo ayer en el programa de Jordi Évole? 

Ayer apareció en el suplemento central del diario El Mundo y también en Salvados, donde, con una sonrisa triste y entre grandes silencios cargados de drama y de tristeza contestaba cosas como: 

"Yo dejé el odio para empezar a vivir". "Lo primero que tienes que hacer es perdonarte a ti mismo, porque tienes que decirte que eres buena persona. Si tú no te perdonas no puedes vivir".

"La palabra arrepentido me gusta mucho (...) Hoy me doy cuenta de que era un racista (...) y de que allí te mueve el odio y la violencia. Se hacen cosas de locos, como matar al que te cogió en brazos cuando eras un recién nacido". 

Cuando Évole le preguntó qué le diría a alguien que no se fiara de él, contestó: "Nada. Seguramente yo tampoco me fiaría".