viernes, 2 de octubre de 2015

Vuelven Lisbeth Salander y Millenium

¿Te acuerdas de la rara de Lisbeth Salander?, ¿y del irresistible Mikael Blomkvist? ¿Te acuerdas de la trilogía Millenium? Ya no es una trilogía: en todas la librerías encuentras la cuarta parte de la saga.



Ella era mi heroína: una chica dura donde las haya, excesiva, pequeña y mucho más que matona. Una chica rara, con una estética más que gótica, pero con una cabeza y una mano inigualabes para los números, los ordenadores y el boxeo. De pocas palabras, cero expresividad y menos emotividad. Pero eso sí, honesta y honrada a su manera, pero honesta. 
Vuelve a la carga gracias a la pluma de David Lagercrantz. El autor elegido por Erland y Joakim, padre y hermano menor de Stieg Lasson, para continuar con la saga. 

¿Recuerdas la movida de Stieg Larsson? el creador sueco de la maravillosa saga falleció sin ver su obra editada. A los 18 años había abandonado el hogar familiar para vivir con Gabrielsson, su pareja hasta la muerte, y rompió el contacto con su familia. Pues bien, la herencia del escritor fue a parar a su padre y hermano, porque no estaba casado con Gabrielsson. 

La nueva novela de Millenium

Trae espionaje industrial, hackers, crackers, intranets infectadas, webs al desnudo, series de números primos, algoritmos. Asesinos, frikis, policías, empresarios ambiciosos, matones y mujeres válidas y duras, con altos puestos internacionales o jefas de bandas de matones, un niño autista y mentes privilegiadas. 
Y como telón de fondo una crítica durísima a las empresas que controlan los medios de comunicación y que pierden de vista la finalidad de los medios: la información veraz y objetiva. 

Qué ha pasado con los personajes 

Lisbeth ya no es tan Lisbeth, la veo más tierna, hasta se encariña con el niño autista, y se ha convertido en una superwoman: se cura una herida de bala mientras escondida en un coche piensa cómo acceder a una cuenta de correo electrónico secreta y da instrucciones a Mikael. Y a él lo veo como más pringado, menos irresistible, ha perdido mucho de su encanto: se siente hundido, y parece que ya no sabe manejar sus relaciones con las mujeres, ¡¡¡¡hasta su hija le dice que no escribe de verdad!!!!  
David Lagercranzt ha logrado continuar la saga, pero no se atreve a profundizar en la relaciones humanas. Stieg bordaba los sentimientos de los protas, pero David ni entra en el tema.

Tener que demostrar que ha hecho los deberes; recordar al lector lo que sufrió Lisbeth, quiénes eran su padre y su hermana, como vivió su infancia, que ocurrió con Mikael... le quita muchas posibilidades a la novela. 
Pero, vamos, lo que está claro es que David Lagercrantz acaba de llegar para quedarse (y no tardará mucho en sacar la quinta parte). 
Eso sí, si queremos recuperar a la Lisbeth de siempre habrá que releer las tres primeras entregas. 

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