lunes, 8 de octubre de 2018

‘Reino de fieras’

La novela de Gin Phillips es una pesadilla por dos razones: por lo que cuenta y por la forma en que lo cuenta. Madre e hijo presencian un tiroteo en el zoo. ¿Saldrán con vida?  


Lo mejor de la novela es el título; le va al pelo: Reino de fieras, porque transcurre en el zoológico, y porque allí se produce un tiroteo; los visitantes quedan a merced de unos chicos sin escrúpulos, una fieras. 

Una  madre y su hijo de cuatro años pasan la tarde en el zoo. Pocos minutos antes de que el parque cierre sus puertas, cuando se disponen a salir, oyen disparos. 
Así empieza la novela y así continúa hasta el final.
Te cuenta el suplicio de la madre por sobrevivir. Qué hace, qué siente, qué piensa. Cómo se las ingenia para esconderse sin que el niño se asuste, y a la vez evita que grite, corra o llame la atención, que aguante el hambre, las ganas de hacer pipí o de llorar. Desde su escondite, ven a los asesinos con sus armas y oyen su conversación. 

Menos mal que la novela no se alarga mucho: deja bastante que desear. O al menos a mí no me ha llegado; no he sentido miedo, tensión, nervios ni pena. No me he alterado ni he llegado a sufrir por el niño o por la madre. 
Lo que, en cambio, no he entendido es cómo la policía tarda tanto en llegar, cuando ella tenía un móvil. 

Está correctamente narrado, con descripciones del zoo (que la madre conocía como la palma de su mano), con diálogos entre una mujer adulta y un pequeño de cuatro años y algunas reflexiones de ella. 

Te cuenta que una mujer es capaz de hacer cualquier cosa para salvar a su hijo y mantenerlo tranquilo. También habla sobre la estrecha relación entre los niños y sus profesores de Primaria, que en algunos casos les marca, y expone la facilidad que tienen los jóvenes en Estados Unidos de acceder a las armas. 
Poco más que destacar, la verdad, y eso que la historia prometía: madre y niño encerrados en el zoo en pleno tiroteo... y la policía sin llegar.

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