La segunda trilogía de este autor vallisoletano la he leído del tirón; un libro detrás del otro, sin respiro. Así que he pasado el verano con Sancho, Ólafur y Erika. Y hemos tenido nuestros más y nuestros menos.
Su Ramiro Sancho es todo un personaje. El subinspector de Homicidios de Valladolid, que juega al rugby y se declara adicto al Pago de Carraovejas, es el típico castellano castizo, serio y respetuoso del orden a cualquier precio. Pero, sobre todo, buen amigo de sus amigos. Refranero, melómano y enamoradizo.
Las personas que giran a su alrededor, igual: perfiladas de maravilla, con sus miedos, sus adicciones, sus problemas, sus manías... Olafsson, Erika, Eva, sus compañeros y superiores del Cuerpo, sus amantes, amigos y... enemigos.
Con esta trilogía me pasó lo mismo que con la anterior: el primer libro me enganchó desde las primeras líneas y por eso no pude parar: Sarna con gusto, después Cuchillo de palo y seguido A grandes males, sin descanso.
Y es que Sarna con gusto es maravillosa. Escrita estupendamente y con un Sancho mejor que nunca: sus refranes, sus diálogos, sus chanzas, sus contestaciones, su vuelta a la Policía Nacional, su entrega en cuerpo y alma al caso... Su sufrimiento, su impotencia, pero también su carácter, tan inasequible al desaliento.
Como dice Urtzi (el inspector de homicidos de Valladolid de carne y hueso) en el prólogo de Sarna con gusto, esta es la gran novela de César, en la que mejor muestra lo que pasa por la mente de un policía y lo que ocurre de puertas para adentro de las dependencias de Homicidios.
Para sus novelas, mejor dicho, para su Sancho, César cuenta con la ayuda de Urtzi, a quien acudió aconsejado por un amigo. A él pregunta, escucha y con él charla. Es Urtzi quien le ilustra sobre lo que pasa en el día a día de un grupo de investigación del Cuerpo Nacional de Policía; la documentación que necesita para sus novelas.
En ésta narra el horror de un secuestro, tanto de la víctima y sus familiares, como del secuestrador.
En Cuchillo de palo, Pérez Gellida lleva a Ramiro Sancho a los infiernos: el sórdido mundo del juego, de la prostitución, de las drogas y el alcohol. Se verá metido de lleno en negocios sucios de trata de blancas, y tendrá que ingeniárselas para lidiar con las mafias más peligrosas, sus amenazas, sobornos, palizas y crímenes. Y, detras de todo esto, una organización masónica que esconde delitos.
A grandes males tiene demasiada congregación masónica de los Hombres Puros, demasiados arcángeles, demasiado Cartapacio de Minos, mucho Dante Alighieri... Y todo, en Buenos Aires, donde vive el autor. Eso sí, con nuestro querido Sancho en plena forma y muchas sorpresas, muertes, investigaciones, peligros... y amor.
Léela, te va a encantar la trilogía.
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