lunes, 21 de octubre de 2019

Falta cordura en Cataluña y sobra violencia

No hay nada como tirar la piedra y esconder la mano. O empujar a la gente al suicido y pirarte. O montar la que han montado por la independencia de Cataluña y, cuando todo está que arde, guardar silencio y mirar para otro lado. 


¿Dónde estaban Puigdemont, Torra, Rufián, o alguno de los que tanto han hablado de la independencia de Cataluña? Ya podrían haber puesto un poco de cordura en esta locura. ¿Por qué no han pedido tranquilidad y paz? ¿Por qué no han condenado la violencia?

Se les ha ido de las manos. Lo que empezó siendo una protesta ha terminado en una batalla campal, en una guerrilla urbana, con saqueo incluido, cortes de carreteras, negocios destrozados. Hemos visto en las pantallas actos vandálicos, delincuentes y radicales que en nombre de Cataluña han llevado a cabo los más terribles actos. 

Hemos visto, también cómo están engrasando la maquinaria para intentan burlar la justicia y poner en la calle a Junqueras y los otros seis presos condenados por sedición. 
La consejera de Justicia y la directora de la cárcel de Lledoners se lo han hecho saber en persona, y se fueron hasta la prisión, como si nada en plena batalla campal, para decirles que a partir del 10-N iniciarán lo trámites con el fin de sacarlos de la cárcel cuanto antes.

Encima, Ada Colau ha concedido 9.700 euros al Centro Iridia para que preste "asesoría jurídica y asistencia psicosocial a todos los heridos o afectados por las cargas policiales o por la situación de estrés, ansiedad o angustia vinculadas a la situaciones de tensión vividas al ejercer el derecho a la protesta". 
Dicen que han sido desproporcionadas las actuaciones de la cuerpos de seguridad de Barcelona, reclaman la dimisión del consejero de Interior y denuncian la violencia de la Policía Nacional y de los Mossos.
Sin palabras. 
Las cifras hablan por si mismas: 600 heridos, un policía muy grave, cuatro manifestantes han perdido un ojo, 28 encarcelados y 2,5 millones de euros en daños, sin sumar aún el coste de las horas extra de los trabajadores de limpieza, ni el gasto necesario para recuperar la normalidad en la ciudad, arreglar los semáforos destrozados, los bancos quemados y volver a pavimentar. 

¿A eso llaman derecho a la protesta?

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