lunes, 13 de octubre de 2014

Día del orgullo nacional


Ayer celebramos la Fiesta Nacional: el Pilar, la Hispanidad y las Fuerzas Armadas. Una jornada para celebrar el orgullo de ser español, aplaudir al Ejército y lucir nuestra bandera sin complejos.




Muchos se emocionan con el desfile de las Fuerzas Armadas, otros sienten su ardor patrio, algunos se acuerdan de su infancia (cuando querían ser soldados) o de su abuelo, que  sí lo fue. Y  muchos se sienten orgullosos de su país (aunque algunos lo pongan difícil). 

Comienza en el cielo, con la exhibición aérea: aviones de combate y la patrulla Águila, que tiñe el cielo con la bandera de España. 

El desfile terrestre es impresionante, con todas las unidades del ejército: veteranos, reservistas, alumnos de academias, la Legión, los Regulares, los Paracaidistas, Inmemorial del Rey, Infantería de Marina, cazadores de montaña, unidades del Ejército del Aire y Guardia Civil... A su paso, el público se enciende y más de uno se arranca con un "¡Viva España!", al que contestan todos los presentes, orgullosos con sus banderas. Y eso, que muchos no son españoles.  


La bandera, sin complejos

Por cierto, ¿te acuerdas que hace unos años lucir la bandera de España era de fachas y lo progre era llevar camisetas del Che y de la bandera cubana, o cuando los modernos se ponían la bandera de Estados Unidos y del Reino Unido en su ropa, pero no la de España? Al fin parece que hemos perdido ese complejo: ayer la llevaban anudada al cuello, en capa, sobre los pantalones tipo pareo, ondeándola, en sombreros y hasta los perritos lucían  su jersey patriótico, así como su collar.


Protagonistas, las Fuerzas Armadas

Lo bueno del día de la Fiesta Nacional es que no hay banqueros por medio y aunque están presentes los políticos, los protagonistas no son  ellos, sino los profesionales de las Fuerzas Armadas, quienes sí se merecen nuestro aplauso, nuestros vítores y nuestro orgullo.

Después del desfile, los regulares y los legionarios se animaron a fotografiarse con la gente de la calle, y hasta la cabra (que este año era un carnero) alternó con niños y no tan niños. 









Para poner el punto final a una jornada de orgullo patrio, y para delicia de todos, en la Plaza de Colón se pudo disfrutar de un concierto interpretado por la banda militar, legionarios y regulares cantaron temas como Soldadito español y El novio de la muerte. 

Pues eso, que viva España.

Y cuando los sinvergüenzas devuelvan hasta el último céntimo de lo que se han llevado, y pasen una temporada pagando por ello, lo podremos decir con mucho más orgullo y, sobre todo, satisfechos.

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