Nos vemos allá arriba se ha convertido en un fenómeno literario: más de medio millón de ejemplares vendidos en Francia, traducido a más de 18 idiomas. Le ha servido a Pierre Lemaitre para alzarse con el Premio Goncourt, el más prestigioso de Francia.
La novela del momento.
¿Te gusta la guerra?, ¿los libros sobre la guerra? ¿Los libros en los que el autor intenta quitar hierro al asunto, porque bastante tiene ya el tema, y le echa grandes dosis de humor negro y cinismo? Así es Nos vemos allá arriba.
Una novela dura. Buena, pero dura
Francia. Noviembre de 1918. La Gran Guerra está a punto de acabar. Muchos de los combatientes han muerto, aún pueden morir más. Como dice el autor: "Morir el último es como morir el primero, una gran gilipollez".Y es que el libro va de eso: de la estupidez de la guerra. De la estupidez de dejar a hombres mutilados; tullidos, psíquica, emocional y físicamente. De hombres que vuelven de la guerra y ya no queda nada de ellos, porque han sufrido por lo que han visto, por ser mero instrumento de la ambición de los mandos, porque se han timado con la muerte y han tenido la ¿suerte? de seguir vivos.
Los protas y su historia
Combatientes que a dos días del armisticio a punto están de perder su vida, o su cara, su pierna, su corazón, sus sentimientos, sus ganas de volver...Y te preguntas: ¿merece la pena sobrevivir a una guerra?
Un soldado está a punto de morir enterrado vivo. Un compañero cae en el mismo agujero fruto de un obús y le salva la vida. Juntos resucitan. El segundo queda completamente desfigurado. El primero vive por y para él, para sus medicinas, sus drogas, sus alimentos, sus locuras...
La guerra acaba, pero comienza la trágica vida de miles de excombatientes. Donde, pese a todo, sí hay sitio para la amistad, la responsabilidad, la lealtad y el agradecimiento. Para el deber de velar por la vida de quien te ha salvado, de quien, al final, "te deja con el corazón destrozado".
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