viernes, 17 de octubre de 2014

'La ladrona de vestidos': el drama de copiar alta costura

Si no tienes ningún libro entre manos, empieza hoy mismo La ladrona de vestidos. ¿Leíste El tiempo entre costuras? Pues tienen elementos comunes, más allá de que ambos son súper recomendables.   





Una chica con talento para la costura, el corte y el diseño; un periodista del que se enamora, un padre desconocido, el mundo del glamour y también el de la miseria y la guerra. Y los nazis, una vez más, metiendo baza. Hilvanes que comparten ambos patrones y cuyo resultado son dos piezas exquisitas. 

Natalie Meg Evans sitúa la novela en el París de los años 30, y muestra la cara y la cruz de la cuna de la alta costura.  
Con el glamour de sus casas de moda, las rivalidades dentro de sus talleres y la puesta en escena de los desfiles de cada Maison. 
La peligrosa frivolidad de sus clubes nocturnos, a ritmo de jazz, empapados en champán y con sabor a ostras, donde la crueldad de la mafia marca las pautas dentro de un universo de prostitución, drogas y despilfarro. 

No faltan pinceladas de angustia: la de los judíos, con la Guerra Mundial en puertas, y la del pueblo español, en plena Guerra Civil.

Ni tampoco del bohemio Montmartre, con sus pintores y sus modelos arrasados en alcohol y deudas. 

También te encuentras con la sordidez de los bajos fondos parisinos: pobreza, enfermedades y trabajos mal pagados desembocan en una miseria agravada por el racismo y el clasismo del París de esa época. 

Y como meollo de la historia, la vida paralela a la alta costura: las copias y falsificaciones de diseños inéditos. La ladrona es la mano temblorosa de una joven con talento, que se vende al mayor postor para sobrevivir. 

Es un relato sobre el mundo negro del plagio descrito con amor, remordimientos, arrepentimiento y miseria. Porque La ladrona de vestidos describe la conciencia de una mujer honesta y trabajadora, que se debate entre la lealtad y el hambre, la traición y la necesidad, copiar o mendigar. Una mujer a la que, afortunadamente, la novela le regala una segunda oportunidad.


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